“La economía no es que se vaya a recuperar, es que no va a volver a ser lo que es, de la forma como la conocíamos”. Palabras del propio Jerome Powell la semana pasada a propósito de las posibles secuelas de la actual crisis.
Las intervenciones, no solamente de la FED sino que en lo que se refiere a déficit y endeudamiento, han ido en línea con este sentido de urgencia, sin embargo al parecer y a juzgar por los números verdes de los últimos 70 días, no todos piensan lo mismo.
En lo que se refiere a las bolsas mundiales, la bolsa de estados unidos subía un 5% la semana pasada llegando al nuevo objetivo técnico y round number de los 3.200 puntos, y con el nuevo dilema de ir hacia el último tramo alcista, es decir, los máximos históricos vistos pre crisis covid, o bien volver a testear, pero esta vez como soporte, los 3.000 puntos que vulneró con fuerza la semana pasada. A pesar de las fuertes subidas desde el 23 de marzo, que en términos porcentuales han sido mayores que las caídas desde máximos, estas aun no compensan, y el S&P continúa negativo en lo que va del año.
Algunos temas interesantes que vimos la semana pasada fueron la publicación de empleos norteamericanos que sorprendió positivamente, pero que también ha sido motivo de muchas dudas, por lo que es un dato que a lo menos requiere una confirmación. También vimos como europa con su inyección monetaria tuvo un mejor comportamiento relativo que norte américa, lo que a estas alturas es una anomalía. Un tercer aspecto, podemos verlo en la también inusual depreciación del dólar, la cual completa una segunda semana respecto del euro y vuelve a niveles pre crisis, y también en especial respecto de nuestro peso chileno, donde ha caído 100 pesos aproximadamente desde máximos históricos, hace solo dos meses.
Respecto de la situación actual y lo que podamos concluir para tomar decisiones, en resumidas cuentas podemos decir lo siguiente.
Por un lado, el sector real con serios problemas y, los gobiernos y bancos centrales, muy comprometidos con una recuperación lo más rápida posible, nos dicen que estamos frente a la peor recesión de los últimos años y debemos actuar con la mayor celeridad y convicción, deuda ilimitada incluida, para por lo menos evitar que esto sea una gran depresión del tipo 1929 y que solamente sea una gran recesión, del tipo 2008, abriendo la puerta a asumir que el calado de esta crisis será mayor que las que hemos presenciado la mayoría de nosotros.
Por otro lado, los mercados financieros, los cuales se componen de inversores de todos los tamaños, desde pequeños ahorrantes hasta grandes instituciones financieras, y agencias gubernamentales, descuentan un escenario muy positivo para la economía, muy similar en los niveles de cotización a los pre crisis pero aún más exigentes en términos de valoración, donde se puede observar que las acciones en estados unidos se encuentran más caras comparando solamente el precio y las utilidades esperadas, que ahora son más bajas que antes de la propagación del coronavirus.
Al ver dos enfoques tan distintos y a la vez contradictorios en algunas dimensiones, por un lado un sector real que pide ayuda a través de políticos y mayor endeudamiento a agencias gubernamentales, justificados porque el futuro se ve muy complicado y por otro, los inversores en su conjunto, arriesgando con dinero barato en los mercados financieros, que como decíamos a pesar de las fuertes recuperaciones, no consiguen recuperar todas las perdidas, pero si la mayor parte.
Lo primero y que usualmente funciona para comprender cualquier asunto, es plantearnos las preguntas pertinentes a esta situación y de sentido común, como por ejemplo, ¿Por qué sube tanto la inversión en bolsa y tan poco la inversión en el llamado sector real? ¿El dinero en bolsa es realmente de ahorrantes que no ven mejores opciones en main street o es el mismo dinero que imprimen los bancos centrales que solamente fluye hacia los mercados financieros? ¿Qué puede traernos de bueno un modelo que monetiza la deuda, infla los precios de los activos y confunde los fundamentos principales de la relación entre inversiones en empresas reales y en bolsa, lo cual en última instancia es fundamental para su capitalización y consecuente crecimiento?
Luego de estas preguntas, muy complejas por lo demás, queda una sensación de respuestas abiertas, que no son motivo de este conciso artículo, pero sin duda son muy lejanas a lo que tradicionalmente hemos entendido como libre mercado y asignación eficiente de recursos empresariales a través del sistema de precios. El tema de los experimentos monetarios para estimular la economía es algo que nos ha inquietado desde un principio, aunque todavía no veamos sus consecuencias negativas.
Famosa se ha hecho la letra V en los titulares de prensa financiera, porque realmente muestra muy bien gráficamente lo que han sido todas las últimas crisis tanto en 2008 como en 2020, y los otros crush bursátiles de menor impacto, que presenciamos a mediados del 2015 o a principios del 2018, que amenzaban con algo mayor, que no sabemos si era esto o si algo que aún está por venir.
Sin excepción, tanto las caídas como las subidas han sido increíblemente rápidas, en la cual muchos han quedado fuera del rally habiendo salido con pérdidas en la caída, lo cual nos invita a pensar que el nivel de dinero es tal en las bolsas de valores, que realmente pueden hacer el movimiento que sea en el corto plazo, por muy inédito que resulte, dada la nueva normalidad en el rol de los bancos centrales en los mercados financieros.
Sin embargo y como insinuábamos en el título del artículo, la recuperación en V del sector real es la que realmente preocupa y la que ganará la batalla en el medio y largo plazo, ya que los mercados financieros pueden gritar, pero finalmente la serenidad y la frialdad de la realidad y los precios, se impondrá tarde o temprano, por eso es tan importante entender la relación entre el valor de una empresa en el mercado financiero y la proyección de sus utilidades, y calidad de su balance y managment.
La incertidumbre actual aún es máxima y la visibilidad prácticamente nula, por lo que es muy difícil interpretar qué es lo que están viendo los más optimistas, que han resultado tener la razón en el corto plazo, pero más aún seguimos con la convicción que resulta más difícil que nunca anticipar movimientos del mercado financiero, en el cual debiésemos pensar en un acople con el sector real, mientras la liquidez inyectada por los bancos centrales lo permita.