Ideas de inversión

Las reglas del juego, nos gusten o no.

La falta de visibilidad es algo inherente a los mercados, y por más extremo que sea el caso, tal como el que estamos viviendo en la actualidad, no podemos descartar tal condición esencial de la vida y por ende también a los mercados, compuestos por humanos intercambiando, donde de acuerdo a la naturaleza de los actores, no podemos predecir su comportamiento de forma infalible ni exacta.

Dicho esto, es consistente mencionar entonces que el problema no radica en la situación actual, derivada de la incertidumbre extrema a la hora de invertir en valores de mercado, porque esta condición siempre ha existido, siendo canalizadas a lo largo de la historia en momentos de crisis por quienes tienen ahorros, a través de inversiones que en su mayoría se encuentran fundamentadas en criterios empresariales de cálculo económico.

Sin embargo, este último aspecto es el que se ha ido desvirtuando siendo reemplazado por la intervención de los bancos centrales, cambiando el paradigma empresarial antes mencionado, por el paradigma político, o de policy makers, el cual por definición será de corte centralizado, a diferencia también por definición,  del libre intercambio o mercado, descentralizado e imprevisible.

Este contexto de distorsión monetaria al extremo plantea un gran desafío para inversionistas en los mercados financieros modernos, donde las lógicas tradicionales y los criterios de valor a la hora de realizar inversiones son más susceptibles que nunca dados los mecanismos monetarios actualmente utilizados.

En este escenario, advertencias conocidas por los seguidores de Wall Street, como seguir a la FED (“follow the FED”) o no ir contra de ella (“dont fight the FED”), parecen haber sido efectivas como anestesia para los mercados pero al mismo tiempo contra intuitivas, al certificar desde unos años hasta esta parte, que las decisiones de un grupo de connotados expertos actúan como principal influencia del mercado, prácticamente asegurando su estabilidad con el objetivo de descartar desplomes bursátiles.

En este ángulo, y a juzgar por el crecimiento del S&P desde la crisis subprime, las políticas monetarias expansivas han sido el principal catalizador en las bolsas no así fomentando el crecimiento del sector real, donde se ha hecho cada vez más notorio el impacto marginal decreciente de cada dólar impreso, sin respaldo de ahorro, para dinamizar la economía. Esto ha sido motivo de crecientes cuestionamientos a los estímulos monetarios, principalmente la compra de deuda, activos y llevar las tasas a terreno negativo en el caso europeo.

Estas son las nuevas reglas del juego, donde si bien es cierto que han venido delineándose desde hace más de una década, también lo es que ahora es más patente que nunca, desconectando los fundamentales de la bolsas y llevando a reaccionar a los agentes de mercado muchas veces de formas irracionales desde el punto de vista fundamental, pero muy bien sostenidas por el aspecto monetario.

Existe un doble desafío en el mercado financiero,  de magnitudes nunca antes vistas. Concretamente, al entorno pandémico y sus consecuencias en la oferta y la demanda de servicios y productos, se suma la también inédita acción de los bancos centrales, que decidieron apretar el acelerador a fondo y jugarse el todo o nada como salvadores de la crisis, aún con el riesgo de hipotecar la confianza en la institución del dinero, y de los mercados financieros como catalizadores de ahorros de largo plazo. 

La desconexión de los mercados con la realidad actual, podemos verla claramente reflejada en el caso de la pérdida significativa de correlación del S&P con el mercado laboral en Estados Unidos, lo cual no había ocurrido nunca antes y sin duda es motivo de pregunta. En este caso particular pero representativo, la correlación se había mantenido a lo largo de la historia, incluidas las situaciones de crisis, medido por el Wilshire 5000 Index.

Sin embargo, el dato es de un calado muy profundo en la economía, donde en este último periodo se pierde completamente, los más de 20 millones de puestos de trabajo creados durante todo el milenio en curso, bajando de 151 a 130 millones las personas empleadas en Estados Unidos. Algunos analistas piensan que estos puestos de trabajo no volverán de ninguna manera a su antigua función y que todavía hay espacio para mayores desvinculaciones por quiebras de empresas o dramáticas reducciones de fuerza laboral en empresas de todos los tamaños.

Al considerar este inédito escenario monetario y su influencia en la recuperación actual de los mercados, lo principal parece ser destacar el efecto de las compras de activos de parte de la FED y su correlación tanto con las subidas de fines de marzo y de abril, tanto como su ralentización de mayo, donde podemos encontrar las principales señales de agotamiento.

Para ilustrar este punto, constatar que durante las fuertes caídas bursátiles de este año, la FED no se encontraba realizando compras para apuntalar a los mercados, las cuales recién comenzaron el 16 de marzo, con $40 billion diarios y llegando hasta $75 billion diarios el 19 de marzo, manteniendo dicho ritmo hasta el 1 de abril, donde fue rebajando sus compras semanalmente. Actualmente se encuentra comprando  $7 billion diarios.

Es por estos hechos  que fundamos el juicio que las recuperaciones empezaron en conjunto con las compras, las cuales se fueron incrementando con los días en línea con las siguientes subidas en bolsa. Sin embargo, desde que comenzó  paulatinamente el retiro de estímulos (tapering), paralelamente también han comenzado las dudas en el mercado y la convicción alcista que mostraron las bolsas hasta hace un par de semanas atrás.

En definitiva, a pesar del rally que hemos presenciado, luego de las fuerte caídas, hemos visto, y que dicho sea de paso, sectores tan importantes como el financiero o el de transporte que no han alcanzado  la mitad de la recuperación, nos parece que las apreciaciones carecen de fundamentos desde el punto de vista de datos macroeconómicos y beneficios empresariales. En la actualidad nos encontramos en el momento más caro de la historia a nivel de valoraciones (PER), debido a la estimación de los resultados empresariales que ha caído drásticamente, aún más en términos proporcionales que los recortes en bolsa.

En este mismo sentido, una amenaza latente y de consecuencias indudables, es la deuda de los países respecto de su producto interno bruto, la cual al ser medida tradicionalmente en términos relativos a este indicador macro, permite otorgar mayores facilidades crediticias. El problema en cuestión, es que  la deuda continúa aumentando en términos absolutos, y ahora eso quedará reflejado con los paupérrimos datos de crecimiento de cada país en los próximos meses que demostrarán un fuerte aumento en los porcentajes de deuda respecto del PIB.

Todavía es un enigma cómo reaccionarán los inversores a medida que estos datos sigan encendiendo alarmas respecto de la vaticinada crisis de deuda, sumando a que las críticas de reconocidos gestores de fondos han ido increcendo así como su desconfianza  respecto tanto de la efectividad  como de la omnipotencia de los bancos centrales.

Seguimos vigilando muy de cerca desde el punto de vista del chartismo, el desenlace del canal lateral entre 2800 y 2900 puntos, el cual hemos mencionado en anteriores comentarios su importancia a nivel técnico, mientras que en indicadores retrasados, nos encontramos comprobando que la media de los 400 días viene actuando como resistencia en tres ocasiones el último mes. Otro aspecto a considerar es la volatilidad (VIX), y en particular la volatilidad de dicho índice, el cual el miércoles de la semana pasada mostraba sus primeros brotes, lo cual podría también estar anunciando algún movimiento bajista adicional.

Como conclusión, podemos decir que a juzgar por lo expuesto anteriormente, y más allá de su incierto comportamiento de corto plazo, las bolsas se están comportando de manera preocupante, influidas en demasía por las actividades monetarias y omitiendo los fundamentos empresariales. Lo anterior nos sugiere prudencia dado que nos encontramos frente a una situación poco confortable desde el punto de vista de la lógica que guía el movimiento de los precios.

A pesar del complejo entorno, pensamos que existen sectores y empresas beneficiadas (winners take all) por lo que nos mantenemos muy selectivos, y a la vez con un nivel de liquidez importante, a la espera que las valoraciones se ajusten a precios más razonables acordes con la nueva normalidad.