Ideas de inversión

Y lo recupero todo...ahora qué?

La columna de la primera semana de junio la titulamos “va a recuperarlo todo”, haciendo una apuesta en el papel por la subida nuevamente a máximos históricos del S&P, motivado principalmente por los trillonarios estímulos fiscales y monetarios. 

Esta semana vimos cómo dicha apreciación se cumplía y casi llegando a los 3.400 puntos, el índice del mercado más importante del mundo vuelve a demostrar la confianza que existe a nivel mundial, principalmente en las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos pero también en la recuperación de su economía. 

Respecto de estos dos síntomas de confianza nos hemos pronunciado particularmente en columnas anteriores, y en ambos aspectos hemos planteado nuestra preocupación, por esto es que resulta mucho más fácil decir o escribir que la bolsa va a recuperarlo todo, que invertir tranquilamente basados en una tesis fundamental como quisiéramos. Sin embargo, las distorsiones monetarias son tales que nada parece ser imposible en términos de valoraciones y múltiplos, encontrándonos en una nueva era al respecto, cómo comentaba en su columna de esta semana Juan Carlos Ureta, Presidente de Renta4 Banco. 

Al analizar los dos aspectos que demuestran la confianza que han depositado los inversionistas en el S&P, podemos ver que la recuperación de los mercados financieros no coincide con el crecimiento económico y la dinámica laboral, un aspecto preocupante en términos lógicos, ya que lo normal sería que los mercados crecieran porque lo hace también el sector real y no al revés, cómo sería de esperar dados los estímulos monetarios en la actualidad  y desde luego, en el mejor de sus escenarios. 

Respecto del segundo aspecto mencionado en un principio, referente a las grandes empresas en USA, y en especial las tecnológicas, creo que la aproximación descontada en sus precios, es decir un crecimiento de su nicho de mercado y además que lo captan por completo (winners takes all), resultan dos supuestos muy fuertes y a la vez muy de moda. Por esto cuesta tanto tomar decisiones convencidas en estos niveles tan altos de los mercados, cuando parece que la exageración es otra característica más de la nueva normalidad, cuya columna vertebral es la tecnología.

Son los dos aspectos mencionados en un principio los que a nuestro juicio resumen la confianza y la vuelta a máximos en el mercado alcista más rápido de la historia, el cual fue capaz de recuperar en 120 días un 34% de caídas, subiendo un 50% desde los mínimos vistos en marzo a raíz del pánico producido por el coronavirus.

La pregunta que muchos se realizan en este momento es lo que pasará ahora, cuando el temor de entrar en máximos y de quienes han comprado bastante más abajo de perder rápidamente también lo ganado, se pueda materializar en decisiones de venta, fundadas justamente en la falta de fundamentos económico empresariales en la recuperación de los mercados financieros. 

Lo que descuentan dichos mercados es que el efecto negativo del coronavirus es en la suma y resta cercano a cero, mientras que las empresas y los gobiernos nos dicen que se necesita cada vez más apoyo para poder salir de la crisis más profunda en los últimos 100 años. Por otro lado, quienes seguimos de cerca los mercados vemos como aparentemente los estímulos, principalmente monetarios pero también fiscales, podrían estar inflando burbujas en una etapa que algunos llaman avanzada del ciclo de deuda, en el cual al no quedar herramientas convencionales como la tasa de interés, han visto en los estímulos no convencionales, entendidos en simple como demanda artificial en los mercados financieros en base a deuda, buena parte de la solución de los problemas de fondo de la economía, lo que no deja de ser una utopía. En todo este contexto, y  ante la falta de alternativas rentables de inversión en otras industrias, los inversionistas se han vuelto a volcar hacia Estados Unidos y en especial las empresas con tecnologías disruptivas pensando en la llegada acelerada de la era digital.

Esta simple estrategia, que ha funcionado excepcionalmente bien a quienes la han aplicado, a nuestro juicio no significa que esto se deba mantener y que sea la mejor de las alternativas. Ya vemos señales como la debilidad del dólar, la fortaleza del euro, la mejor recuperación económica en China, y un crispado ambiente social y político en USA, que no deja de enviar señales de cautela ante posibles nuevos eventos de volatilidad, una vez alcanzado el objetivo de "recuperarlo todo", el que sabemos ya se encuentra cumplido.

Las rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras. Esta frase que parece simplemente de buena crianza, se debe tener en cuenta más que nunca en un contexto de máximos históricos, donde se pondrá a prueba nuevamente el temple de los inversionistas, el cual no será indiferente a las medidas tanto monetarias como fiscales. Es por esto que hemos venido insistiendo, en que las principales preguntas y respuestas de los mercados alcistas de la última década, las encontraremos en los bancos centrales y sus intervenciones en las tasas de interés, el aumento exponencial del balance y las compras masivas de bonos para apuntalar la demanda, sosteniendo así a los mercados financieros de un eventual colapso y caída en los rangos de valoraciones de mediano plazo, consecuencia también de mantener las tasas de largo plazo contenidas, con todos los riesgos y perjuicios que pueda significar esto para deprimir a la economía como un todo.

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